MILAN - "La fatiga nunca se desperdicia, sufres pero sueñas ". Al día siguiente de la victoria del Inter contra el Bologna en la Copa Italia, Roberto Gagliardini escribe nueve palabras en su smartphone. Llegó a vestir los colores nerazzurri después de una carrera de obstáculos. Siempre los ha superado a través del duro trabajo, desde los primeros chutes con el balón en una localidad tranquila y silenciosa, en los que el único ruido procedía de las campanas de la iglesia.
La parroquia de Mariano en el Brembo, localidad de Dalmine, ha sufrido alguna variación en relación a los años ´90, periodo en el que el pequeño Gagliardini empezaba a cogerle confianza al balón. Para explicar la infancia del último fichaje del Inter sólo hay que recorrer a pie algunos metros en dirección a la histórica parroquia del pueblo, a pocos pasos de los campos de fútbol: uno de cesped y otro, más pequeño, de cemento. Un grupo de chicos van detrás del balón, sin pararse ni un segundo. Sudor y sonrisas.
Antes de Bérgamo, mucho antes de San Siro . Son esos los dos primeros terrenos de juego conquistados por Roberto Gagliardini. El Atalanta, a los 7 años, lo vio y se enamoró de él. "Con el tiempo su aspecto físico se ha transformado, ahora mide casi 1,90" explica a MundoFutbol Mino Favini, una leyenda en la historia de los equipos inferiores bergamascos, un hombre que ayudó a muchos talentos a madurar dentro y fuera del centro deportivo de Zingonia. "Él nació delantero, y ahora es un jugador muy versatil." De la pasión por el gol a su dimensión futbolística como "metodista"; Gagliardini se muestra determinante en el corazón del juego, tanto para organizar como para recuperar balones. El chico crece y por primera vez se va lejos de su familia.
Cesena, Spezia.Vicenza. Para volver de nuevo al Bérgamo, por fin de titular. Con su juego y determinación "Dea"conquistó una ciudad, Bérgamo. Dotes que le abrieron las puertas de la selección, y que llamaron la atención a Piero Ausilio, director deportivo del Inter.
En enero llega su fichaje por el Inter, un salto de calidad que habría puesto nervioso a cualquiera. En cambio Roberto ha convencido a la grada de San Siro con motivo de los partidos contra Chievo, Bologna y Pescara. Tres actuaciones de nivel para enamorar a todos los nerazzurri.
Bruno Bottaro
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