ISTVÁN TÓTH-POTYA, UN HÉROE NERAZZURRO

En la Jornada de la Memoria recordamos a uno de los mejores entrenadores de Europa de los años 30, moderno y ganador

MILAN - Uno de los mejores entrenadores de Europa. Moderno y ganador. Era una persona valiente, que pagó el precio más alto por haber actuado en nombre de la Justicia: es un deber recordarlo en la Jornada de la Memoria.


En 1931, después de cinco años en los que se ganó un scudetto, el de 1929-1930, el Inter, quinto en el campeonato ganado por la Juventus, decide separarse del entrenador Árpad Weisz. Lo sustituye István Tóth-Potya, de 40 años, magiar y rival de su predecesor  en los años 20. Fue un excelente delantero, una columna en el Ferencváros, con el que entre 1912 y 1926 ganó dos campeonatos y dos Copas de Hundría, y un punto de referencia en la Selección con la que sumó 19 presencias y marcó 8 goles.

Como técnico, Tóth-Potya (el segundo apellido lo había añadido en homenaje a su apodo de pequeño, Potyka, "carpa" por su cara regordeta) dejó huella. Tres títulos nacionales consecutivos, el primero conquistado en 1926 como entrenador-jugador, una Copa de Europa Central, la antepasada de la Copa de Campeones, en el 1928 y muchas innovaciones: desde la preparación de la pretemporada, una novedad absoluta en Hungría, a la gran atención al aspecto físico del entrenamiento, hasta las fichas personalizadas de cada uno de sus jugadores. Con estas credenciales y este palmarés, se presentó em Milán.

El equipo que tenía a su disposición era perfecto: con la clase infinita de un Giuseppe Meazza con 21 años, el talento de los sudamericanos Attilio Demaria y Héctor "El Mago" Scarone, campeón del Mundo contra Uruguay en 1930, la cantidad y la calidad del centrocampista Pietro Serantoni, además de la inteligencia de Giuseppe Viani, para todos "Gipo" y de Luigi Allemandi. Temporada de altibajos finalizada con algunas satisfacciones como la victoria en el derbi de la primera vuelta, y con una distancia de dos puntos con la tercera posición. Resultados que llevaron a Tóth-Potya y al Inter, desde marzo de 1932 Asociación Deportiva Ambrosiana-Inter, a separarse al final de la temporada.

El entrenador volvió a Hungría, dónde excepto un breve paréntesis en la Triestina entre 1934 y 1936 (aquí contará con Nereo Rocco en su equipo) entrenó hasta el 1943. Ganó ocho títulos con el Újpest, rival en muchos derbis , y una Copa nacional con el amado Ferencváros, fundado también el "Assoallenatori" magiar. El último triunfo de István lo conquisitó en una Hungría en plena guerra, con deportaciones masivas de judios húngaros a campos de exterminio.

Junto a Géza Kertész, su ex compañero en el Ferencváros y con un largo pasado en Italia (Catania, pero también Roma y Atalanta) y ex oficial del ejército, constituyen una red clandestina denomiada Dallam, Melodía en húngaro. Esconden a judios en casas de confianza o en institutos religiosos. Tanto Kertész como Tóth-Potya hablaban alemán. En menos de un año, consiguieron salvar a decenas de judios, hasta que en 1944, un delator los denunció.

Kertész y Tóth-Potya fueron arrestados, procesados por alta traición y condenados a muerte. Los fusilaron juntos, en el atrio del castillo de Buda, la mañana del 6 de febrero de 1945. El 13, la Armada Roja entró en la capital húngara. Después de la liberación, István fue enterrado en el Cementerio Kerepesi de Budapest. Allí descansan los héroes de la historia magiar. Allí descansa István, hombre justo, corazón y orgullo para todo el Inter.

Roberto Branbilla


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