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MILAN - El 10 de mayo de 2014 ya no será un día cualquiera, sino el del último partido de Javier Zanetti en San Siro. El histórico número 4 del Inter, 19 temporadas y 16 títulos, los mismos que su presidente Massimo Moratti, es el motivo de que cuelgue el letrero de "todo agotado" en el Inter-Lazio. Y parece que sea su destino: contra la Lazio consiguió su primera copa UEFA en París; la Lazio será su último rival. El niño convertido en hombre, el hombre que siguió siendo un niño, escoged vosotros, este es Javier Adelmar Zanetti a sus cuarenta años.
Rodrigo Palacio, sancionado contra el Chievo, ejerce de maestro de ceremonias en un San Siro que por el público recuerda a uno de los mejores derbis o a la Champions de Mourinho. La huella del 4, cuatro serán los goles. Marcarán Mauro Icardi, la dirección de la ceremonia correrá a cargo de Mateo Kovacic, y para finaliza, Hernanes, sacerdote de la formalidad, que no celebra el gol ante su ex equipo. Ahora que el equipo se ha clasificado para Europa, vemos al verdadero 4 en el campo. Aunque no corriera, que lo hace, o si solo respirase, la ovación es total.
Escribir hoy es caer en la redundancia de elogios, pero hay diez buenos motivos para hacerlo.
El primero es que Javier Zanetti ha envejecido con nosotros como ningún otro capitán lo ha hecho. El segunda, que ha sufrido y ha disfrutado al límite, con nosotros, y nos podemos sentir afortunados,porque un Triplete, con todo lo que siguió, pasa raramente en el mundo del fútbol.
El tercero es su extraordinaria normalidad, como refleja su espléndida familia y su rostro que no quiere emocionarse, y no lo consigue, era exactamente como todos nosotros.
El cuarto es que si a los cuarenta todavía tiene esas piernas lo podríamos definir como las columnas del fútbol, tiene
sentido redimensionar el valor del dinero y reconducirlo a temas más altos.
El quinto, es que cuando representas un sueño, tienes que ser digno de hacerlo.
El sexto es que siempre ha llevado el mismo corte de pelo. Una señal de coherencia.
El séptimo es que Javier Zanetti nunca ha dado un titular a la prensa, y esto se tendría que aprender.
El octavo es que la empatía, entre seres humanos, es un medio potente para comunicar. Y él, al final de una carrera tan única, era como nosotros. Feliz y abatido, emocionado y fuerte.
El noveno es que invitó a Esteban Cambiasso, Walter Samuel y Diego Milito, gigantes de nuestra historia, para que también nos despidiéramos de ellos, pero tampoco se olvidó de Luca Castellazzi.
El décimo es que es un icono que representa el estilo del Inter, hecho de recuerdos y de una vida vivida a altos niveles.
Disculpad si es poco, y disculpad si se puede emparejar sólo a la de Massimo Moratti.
Disculpad si es poco, y disculpad si se puede emparejar sólo a la de Massimo Moratti.
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