La llegada de Mourinho estaba en el aire, y se concretó el 3 de junio de 2008. Italia duerme después de un largo fin de semana, preludio del verano. Bronceado, elegante, el único en el panorama de los entrenadores que tiene derecho a hacer historia, al día siguiente, no sólo de fútbol, sino también en la moda. El nudo de la corbata suelto ligeramente desató a los medios de comunicación, también cuando le contestó a un periodista inglés "Yo no soy un idiota", cuando le preguntaba sobre el mercado de fichajes, frase que se puso de moda posteriormente, como también el "Zeru Tituli" utilizado incluso en política. Ese primer día en el que el Inter conoció a José Mourinho fue el amanecer del cambio. Durante dos temporadas fue perfeccionista, casi maníaco- insatisfecho. Convencerá a sus jugadores de que son los mejores del mundo. Desde la primera victoria, la Supercopa contra la Roma en agosto, hasta a aquella noche de Madrid, será incansable y un nerazzurro para siempre
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