CAMOCIM – Uno de los edificios más nuevos de la ciudad es el centro deportivo dedicado al fútbol, voleibol, baloncesto y balonmano. Precisamente por eso, durante los días cálidos del noreste de Brasil, muchos chicos se citan en las canchas para asistir a los eventos que se desarrollan, sean cuales sean. Ya sea por la sombra que produce la estructura del centro o el amor por el deporte, lo importante es que entre el campo y la tribuna siempre se juntan unos cien adolescentes manteniéndose lejos de los peligros de las calles.
Entre la multitud de equipos y disciplinas que utilizan el centro, el Inter Campus también interviene. Cuatro grupos de niños entrenan dos veces por semana para aprender a ser un equipo y a respetar a los compañeros. Hace tan solo un año muchos no sabían cómo jugar al fútbol: agarraban la pelota con las manos y no sabían cómo marcar un gol. Hoy día, gracias a la dedicación de los entrenadores Dan y Jorge así como al apoyo de Costa Incorporadora, una inmobiliaria local que sustenta el proyecto, los chicos han aprendido disciplina, se divierten y crecen de forma sana.
Entre ellos se encuentra Christian, un chico con problemas de vista que, pese a las dificultades que afronta, juega como uno más. A través del balón consigue expresar su propia personalidad y transformarse en un punto de referencia para sus amigos, quienes lo ayudan con paciencia. Ahí radica el mérito y el objetivo de Inter Campus: conseguir que en el campo y con la camiseta nerazzurra todos se sientan parte de la misma familia.
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