MILAN - Hay números y palabras. Una guitarra y viajes de avión. Un curso de cocina, un vendedor ambulante que vendía dulces de coco, la ganas de reaccionar a una guerra, la alegría de jugar a fútbol. Hay destinos que, como en el cine, están encadenados. Uniéndose, Mezclándose. Esto pasa en el primer partido del Mundial, el Brasil- Croacia, como también en San Siro. Hablamos de Hernanes y de Mateo Kovacic, Futbolistas con muchas historias para contar.
Se verán las caras después de la ceremonia inaugural y antes de empezar su primer Mundial, vivirán unos pequeños flashbacks, como pasa en el cine.
Como aquella vez en la que un joven Hernanes aprendió a chutar con la zurda porque "en fútbol sala todos chutaban con el otro pie y quise aprender algo diferente". Quizá también rememore los tiempos en los que seguía a los vendedores de beijinho, un dulce de coco brasileño, su preferido. Y aquel curso de cocina- Vuela Hernanes .Con la fantasía y cuando da volteretas después de los goles. El profeta (apodo que le atribuyó el periodista brasileño Tiago Leifert, después de haber oido un aforismo realizado por el jugador durante una entrevista), entre la lectura de la Biblia y del Futebol completo, también se dedica a la música: canta Um verso de amor para su mujer Erica y toca la guitarra. Recuerda a sus padres: papá obrero y mamá ama de casa, sin renegar de sus orígenes porque "no tenemos que prestar atención al lujo. No me interesan estas cosas".
Para Mateo será lo mismo. Quizá Mateo piense en la grave lesión del 2009 y al esfuerzo que ha hecho para llegar a Brasil. O quizá en su vida en Austria, meta obligada para los que, como él, vivían en Croacia a mediados de los 90. La guerra y las ganas de tener una vida normal, intentando huir del ruido de las bombas, han forjado su manera de ser. "Mis padres son mi gran apoyo. Ellos y toda mi familia siempre están conmigo." Igual que Isabel, su novia. El número 20 croato ama la música, como Hernanes, pero prefiere evitar cantar.
Pero ahora, el tiempo para los flashbacks ha acabado. El presente es verdeoro pero su futuro es nerazzurro. Es hora de jugar. Los destinos de Hernanes y Kovacic se volverán a cruzar. En Sao Paulo como en Milán.
