NUEVA YORK - "La historia empezó hace quince años en una favela de Rio de Janeiro- explica Massimo Moratti en las Naciones Unidas - no podíamos cerrar los ojos ante la posibilidad que teníamos de hacer sonreir a los niños, de hacerlos sentir que formaban parte del mundo".
"Luego fuimos a Kosovo, en mitad de la guerra. Los niños venian de condiciones terribles, sentimos la necesidad de ayudarlos. Una necesidad que hemos sentido allí donde hemos ido. Hoy, después de todos estos años pasados tan rápido, de estar en 25 países con la misma pasión y voluntad de hacerlo cada vez mejor, pero también de vivir una experiencia que nos hace sentir que ayudamos a las comunidades mas desfavorecidas, a las familias y a las estrellas de este proyecto: los niños, de diferentes culturas, colores de piel, idiomas, pero todos con sentimientos idénticos".
"El Inter se convierte en su gran amigo, un amigo que los ayuda y les da libertad de expresión. Cuando todo está dicho, retemos en nuestros ojos y corazones la luz de sus sonrisas. Felices de jugar juntos, de llevar la camiseta. Trabajamos en situaciones difíciles, y a veces aisladas por su propia peligrosidad, pero la confianza de las familias en nuestro proyecto es tal que hace que nuestro trabajo sea siempre mas fácil"
